El suelo es la parte superficial de la corteza terrestre con actividad biológica, cuyo origen se deriva de la degradación física y química de las rocas que la conforman, además de los residuos dejados por los seres vivos una vez cumplidos sus ciclos de vida.
En otras palabras es la capa de material fértil que recubre la superficie de la Tierra. Entre sus componentes se encuentran: materia orgánica, agua, minerales, microorganismos, pequeños invertebrados y aire.
La disponibilidad de este recurso para el resto de los seres vivos depende de la intensidad y velocidad de los procesos de intercambio entre el suelo y el el resto de los compartimentos de los sistemas ecológicos.
Desde el punto de vista científico, constituye un ente biológico, organizado, de propiedades y génesis que son resulta de la actuación de factores activos como el clima, organismos vivos, el relieve y el tiempo sobre un material pasivo que es la roca madre.
Son diversos los factores que afectan los procesos de formación de los suelos, por lo que resulta difícil establecer un solo criterio de clasificación. Existen ocho criterios de clasificación de los suelos a saber: geológico, químico, climático, genético, por capacidad de uso, ingenieril, numérico y por bases morfométricas o físico.
En esta oportunidad se abordará el criterio de clasificación por propiedades físicas del suelo.
INDICE EDUCATIVO
Clasificación según la estructura
Suelos arenosos
Poseen alto contenido de arena y bajo contenido de materia orgánica por lo que retienen muy poca humedad, siendo poco aptos para la agricultura.
Suelos
Formados por alto contenido de agregados muy finos por lo que son capaces de retener grandes cantidades de agua, no obstante cuando están secos forman costras y grietas de gran tamaño.
Cuando sus contenidos de materia orgánica son adecuados, son aptos para el desarrollo de actividades agrícolas.
Suelos calizos o calcáreos.
En ellos abundan las sales de calcio o calcáreas, suelen tener colores claros muy blancos, secos y áridos. Su alto contenido de calcio provoca la absorción de los minerales a las partículas del suelo, por lo que la disponibilidad de los mismos para las plantas disminuye.
Suelos húmicos.
Son oscuros y poseen abundante materia orgánica en descomposición. Retienen muy bien la humedad y suelen ser los preferidos para la agricultura.
Suelos pedregosos.
La estructura granular de este suelo es de agregados de gran tamaño, por lo que no retienen la humedad.
Suelos limosos.
Poseen elevada cantidad de partículas de limo, las cuales son de muy pequeño tamaño. Se les encuentran cercanos a las orillas de los ríos, con abundantes cantidades de materia orgánica y moderadas cantidades de arena, por lo que retienen buena cantidad de agua.
Suelos francos o mixtos.
Poseen características intermedias a los anteriormente mencionados. Son los más aptos para la agricultura.
Según sus propiedades químicas
Suelos ácidos.
Contienen gran cantidad de cationes de hidrógeno, lo que disminuye considerablemente la disponibilidad de nutrientes para las plantas. Estos cationes pueden provenir del proceso mismo de descomposición de la materia orgánica o debido a las actividades humanas.
La aplicación excesiva de fertilizantes, la descarga de aguas residuales industriales y urbanas sin tratamiento, son fuentes de contaminación con cationes de los suelos.
Suelos alcalinos.
Son de textura arcillosa y no retienen suficientemente el agua por su baja capacidad de infiltración. Son poco estructurados. Ricos en sales de carbonato de sodio y pobres en hierro y aluminio.
El pH de estos suelos está por encima de 9,0. Suelen tener una capa calcárea a profundidades menores de 1metro. Son de poco valor para la actividad agrícola.
