Como consecuencia de un traumatismo óseo, los huesos del cuerpo pueden romperse o fragmentarse, esta lesión se conoce con el nombre de fractura.
Entre las principales causas de una fractura, se encuentran las caídas, los accidentes automovilísticos y las lesiones deportivas. Todas relacionadas con golpes sobre el hueso, ya sea de fuerza o tracción.
Sin embargo, existen enfermedades y trastornos progresivos que desencadenan la pérdida de masa ósea, dejando los huesos sumamente frágiles y propensos a fracturas.
La clasificación de las fracturas, puede depender de diferentes parámetros, como el tipo de exposición, la ubicación del daño, de acuerdo con la estructura del hueso, o el movimiento que realiza el mismo durante el rompimiento.
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Clases de fracturas según la exposición del hueso
Esta categorización, responde al estado de la piel luego de ocurrida la fractura, y se divide en dos tipos:
Fractura simple o cerrada
Ocurre, generalmente, cuando el hueso se fractura en dos partes, ya sea a lo ancho en línea recta (transversal), o en un ángulo. Pero los extremos de los fragmentos del hueso se mantienen casi en el mismo lugar.
Por lo tanto, ninguna parte del hueso, o de los tejidos blandos, queda expuesta, debido a que la piel no es traspasada y permanece intacta.
Fractura compuesta o abierta
Una fractura abierta, es justo lo opuesta a una simple o cerrada. Aquí, existe un traumatismo de mucha fuerza. En consecuencia, los extremos que se fracturaron se mueven de forma brusca y atraviesan la piel.
Esta clase de rompimiento, puede lastimar seriamente la piel y los demás tejidos blandos, ocasionando hemorragias, en muchos casos. Del mismo modo, uno de los mayores riesgos, sería el de una infección.
Clases de fracturas según la ubicación en el hueso
Los huesos largos del cuerpo están, anatómicamente, divididos en tres partes: la epífisis, la diáfisis y la metáfisis.
Fractura Epifisiaria
Recibe este nombre, cuando la fractura ocurre en la epífisis, que vienen a ser los extremos del hueso largo, usualmente, unidos a las articulaciones.
Al tratarse de un tejido óseo esponjoso, donde se cruzan la cápsula articular y los ligamentos, una fractura en esta zona del hueso puede afectar la movilidad de la articulación.
Fractura diafisiaria
La diáfisis es la parte más larga del hueso, y se ubica en el centro de la estructura. Al ocurrir una fractura en esta área, es posible que el hueso se rompa a la mitad, en el tercio superior o inferior.
Sin embargo, se trata de una zona donde no hay mucha irrigación sanguínea, y la fractura puede darse de forma transversal, oblicua o en espiral.
Fractura Metafisiaria
Esta parte del hueso, las metáfisis, son las pequeñas porciones situadas entre la epífisis y la diáfisis, ya sea en la zona superior o inferior.
Generalmente, la metáfisis es un segmento con mucha irrigación sanguínea. Una fractura en esta área afecta tanto el exterior, como el interior de la estructura ósea.
Clases de fracturas según el trazo del movimiento
Luego de la fuerza del impacto, la dirección del movimiento y el trazo que deja también son parámetros importantes para determinar la gravedad y el tratamiento de una fractura.
Fractura transversal
Se refiera a aquellas fracturas donde, el trazo de la fragmentación se ubica de forma perpendicular al eje longitudinal del hueso. Es decir, la fractura va en línea recta a lo ancho del hueso.
Fractura oblicua
En esta fractura, la línea forma un ángulo mayor o menor a 90°, con respecto a la ubicación de eje longitudinal del hueso, dejando como evidencia, algo similar a una línea diagonal.
Fractura longitudinal
Aquí se toma como referencia, el eje longitudinal del hueso otra vez. Pero, en esta ocasión, la línea seguirá una línea recta paralela a este eje, es decir, a lo largo del hueso.